Matías dibuja el sol narra, a través de imágenes sencillas y luminosas, la fascinación de un niño por el astro rey. Con trazos de colores cálidos y suaves variaciones de textura, Matías experimenta cada mañana en su cuaderno: sol redondo, sol con rayos punteados, sol con acuarelas difuminadas… Cada dibujo revela su curiosidad por la forma, el color y la luz, y enseña que el arte está en la mirada y en la mano de quien crea.
Sin texto, el álbum invita a detenerse en cada página para descubrir:
Color: ¿por qué Matías elige ese tono de amarillo u otros matices cálidos?
Línea y forma: desde círculos perfeccionistas hasta garabatos libres, el niño explora la energía del trazo.
Textura y técnica: salpicaduras de pintura, collage con papel tornasolado, incluso conos de sol recortados que se superponen.
El lector participa activamente: imagina los sonidos de la brocha, la sensación de la pintura en la yema de los dedos y la calidez del sol en su rostro.
A. Observación estética
Coloquen en el centro del círculo tres versiones diferentes del “sol” de Matías. Pregunten:
¿Qué emociones les provoca cada dibujo?
¿Cómo cambia la sensación según el grosor de la línea, la intensidad del color o la superposición de papeles?
Se trabaja la percepción sensorial y la interpretación emocional del arte.
B. Taller de técnicas mixtas
Proporcionen: témperas, acuarelas, papeles de colores, tizas pastel y pinceles de distintos tamaños. Cada niño dibuja su propio sol utilizando al menos tres materiales diferentes. Después comparten en parejas qué técnica les gustó más y por qué, reforzando el diálogo estético.
C. Composición colectiva “Sol del grupo”
En un pliego grande, cada alumno aporta un sol distinto –puede ser un simple trazo circular, un collage de recortes dorados o un dibujo punteado–. Al unirlos se crea un mural lleno de estilos. El docente pregunta:
¿Cómo cambia el conjunto cuando juntamos nuestros soles?
¿Qué nos dice sobre la diversidad de miradas?
Así se elabora la composición colectiva y el concepto de estética comunitaria.
D. Creación de un “sol sonoro”
Inviten al grupo a traducir visual en sonoro: por cada trazo grueso suenan tambores suaves, por cada mancha líquida, una gota de agua en un recipiente. Los niños inventan una pequeña partitura que recree su dibujo, fomentando la experiencia multidisciplinaria entre artes plásticas y música.
En el aula
Caja de materiales sorpresa: incluya texturas poco comunes (papel aluminio, telas, hojas secas). Deje que los niños exploren libremente antes de pedirles un sol. Este diálogo directo con el material amplía su vocabulario táctil y visual.
Galería de mini-exposiciones: cada semana expongan en el “rincón del artista” dos o tres piezas de los alumnos. Al ver el proceso y las variaciones, el grupo aprende a valorar estilos distintos.
A nivel escolar
Mural intergrado “Sol y sombra”: coordine con otros grados para trabajar juntos una pared del pasillo. Una sección representa sombras largas (tarde), otra soles nacientes (mañana), jugando con escalas y colores. Este proyecto fortalece la colaboración entre niveles y el sentido de pertenencia al espacio escolar.
Con la comunidad
Festival de arte al aire libre: invite a padres y vecinos a traer objetos reciclados (tapas metálicas, retazos de tela, cartón) para crear un gran mural solar en la reja de la escuela. Cada familia aporta un “rayo” diseñado en conjunto con el niño, reforzando vínculos comunitarios a través del arte.