Un día, un pato se encuentra con un personaje delgado, huesudo y amable: la Muerte, que lo ha acompañado silenciosamente “desde que era un pato muy pequeño”. Sin miedo, ambos inician una conversación que se convierte en paseo, juego y reflexión sobre la vida. El cuento plantea preguntas esenciales:
¿Por qué estamos aquí? ¿Qué pasa cuando todo termina? ¿Cómo aprovechar el tiempo que tenemos?
Para las y los estudiantes de segundo grado, esta historia es un punto de partida perfecto para observar, cuestionar y analizar ideas complejas de manera segura y respetuosa.
Wolf Erlbruch combina líneas suaves, fondos blancos y toques de color para centrar la atención en los gestos mínimos del pato y la figura esquelética, pero amable, de la Muerte. La historia no ofrece respuestas cerradas; al contrario, plantea preguntas:
¿A qué se parece la muerte? ¿Por qué existe? ¿Da miedo o puede ser compañera?
Esa ambigüedad invita a los lectores de segundo grado a contrastar opiniones, buscar evidencias en la imagen y el texto y formular conclusiones propias.
A. Preguntar lo que no se ve
En la primera doble página, solo aparece el pato y la Muerte mirándose. Invita a los niños a escribir (o dictar) una pregunta que le harían a cualquiera de los dos. Después, elijan una pregunta por equipo y construyan posibles respuestas basadas en el texto o en su experiencia.
B. Historias de “si fuera”
Si yo fuera el pato… Si yo fuera la Muerte… Cada estudiante completa la frase y explica qué pensaría o sentiría. Se promueve la toma de perspectiva y la argumentación sencilla: “Pienso eso porque…”.
C. Rueda de hipótesis
Plantea el dilema: “¿Crees que la Muerte es mala, buena o ninguna de las dos?” Formen tres carteles (mala / buena / neutral). Los niños se colocan detrás del que elijan y exponen una razón. Luego pueden cambiar de cartel si otra razón les convence. Se ejercita la revisión crítica de ideas.
D. El tiempo bien usado
En una tira de papel (línea de vida) dibujan tres momentos del día que disfrutan mucho. Luego comentan: ¿por qué esos momentos son valiosos? Relacionan el concepto de finitud con valorar el presente sin generar miedo.
Actividad creativa
Libro‑conversación: doblen una hoja en tres. En la portada dibujan al Pato, en la contraportada a la Muerte. En la parte central escriben una pregunta y dos respuestas posibles. Se exponen los librillos y se discute cuál argumento resulta más convincente.
En el aula
Caja de preguntas valientes: coloque una caja donde los alumnos depositen, anónimamente, dudas sobre muerte, cambio o pérdida. Cada día extraigan una y sometan al análisis colectivo: “¿qué sabemos?”, “¿qué necesitamos investigar?”. Favorece un clima de confianza y el método de indagación.
A nivel escolar
Organicen una “mesa redonda” con bibliotecario, orientador y enfermera para responder preguntas generadas por los niños sobre el cuidado de la salud y el ciclo de la vida. Los estudiantes preparan las preguntas usando la caja y verifican la información recibida.
En el hogar
Envíen la actividad “Historias que siguen vivos” donde cada familia comparte un recuerdo de un ser querido o mascota que ya no está y describe una forma de mantener vivo su legado (receta, canción, árbol plantado). Se refuerza la conexión entre la reflexión crítica y la cultura familiar.
Esta propuesta permite que las niñas y los niños:
Identifiquen preguntas profundas y se atrevan a expresarlas con respeto.
Analicen evidencias en texto e imagen, distinguiendo hechos de interpretaciones.
Comparen argumentos y sean flexibles para cambiar de postura cuando escuchan razones sólidas.
Relacionen sus conclusiones con acciones cotidianas que mejoren su vida y la de los demás (aprovechar el tiempo, valorar la amistad, cuidar el entorno).
En suma, El pato y la Muerte se convierte en un recurso idóneo para cultivar el pensamiento crítico y la educación emocional que promueve la Nueva Escuela Mexicana, recordando que cuestionar el mundo es el primer paso para transformarlo de manera consciente y solidaria.