Movido por la curiosidad, Betoh decidió volar más allá de su selva natal. Así llegó a comunidades donde se hablaban lenguas diferentes como el maya, el español e incluso escuchó palabras nuevas en otras lenguas indígenas. Observó con respeto sus costumbres, sus canciones, su comida y comprendió lo valioso que era cada cultura.
Betoh aprendió a saludar en maya diciendo “Ma’alob k’iin” y disfrutó intercambiando historias con sus nuevos amigos. Descubrió que aunque cada comunidad era distinta, todas tenían algo hermoso y valioso para compartir.